sábado, 10 de octubre de 2009


Bajo a tomar un cafe, tropiezo casi caigo y siento que, por un momento pierdo la fé. Me consuelo pensando que ya no muerdo el anzuelo, levanto el alma del suelo, prendo un pucho, y salgo de este sucucho. Llevo en la mano el cigarro y pienso "otro crack con pies de barro". Mejor jugar de callado y nunca treparse al carro, ando emperrado en encontrar el tiempo perdido, en lamentos apretados, en penales casi siempre mal pateados. Laburo por chirolas, no quiero seguir y decido salir de la cola. Y aunque el lobo no puede, y aunque las gambas casi no quieren, doy una vuelta a ver si todavía llueve. Ya no duele el corazón y esta noche, ya no sopla el viento del dolor. Ya no duele el corazón y es un amargo bandoneón, lo que amaga en mi canción. El vidrio que me mira, la gente que dobla la esquina, la bocanada casi me tira y la rambla, que sigue vacía. Suelo mojado, el tránsito encajonado, como un perro que ladra encerrado en una trampa desconocida. La lluvia que salpica la memoria enrojecida por la nostalgia, como lágrimas partidas, como lágrimas perdidas, Tiempo mejor, cielo de miel, ahora que sale el sol..y empieza a calentar la piel. Bronco tosarrón de tanto fumar, ganas de empezar a caminar y dejar de pensar en flores que se queman de frío, en un sucio jarrón vacío, en un Río de Plata marrón que ahora miro sin apuro. Chiflo bajo, me pateo el hormigón, mientras pienso, calentón, que me rajo del laburo...y que me rajó con razón.

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